TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD
Esta sección comienza
con una definición general del trastorno de la personalidad que es aplicable a cada uno de
los 10 trastornos específicos de la personalidad. Un trastorno de la
personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de
comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del
sujeto, tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta, es
estable a lo largo del tiempo y comporta malestar o perjuicios para el sujeto.
Los trastornos de la personalidad incluidos en esta sección se exponen a
continuación.
El trastorno
paranoide de la personalidad es un patrón de desconfianza y suspicacia que
hace que se interpreten maliciosamente las intenciones de los demás.
El trastorno
esquizoide de la personalidad es un patrón de desconexión de las relaciones
sociales y de restricción de la expresión emocional.
El trastorno
esquizotípico de la personalidad es un patrón de malestar intenso en las
relaciones personales, distorsiones cognoscitivas o perceptivas y
excentricidades del comportamiento.
El trastorno
antisocial de la personalidad es un patrón de desprecio y violación de los
derechos de los demás.
El trastorno
límite de la personalidad es un patrón de inestabilidad en las
relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos, y de una notable
impulsividad.
El trastorno
histriónico de la personalidad es un patrón de emotividad excesiva y demanda
de atención.
El trastorno
narcisista de la personalidad es un patrón de grandiosidad, necesidad de
admiración y falta de empatía.
El trastorno
de la personalidad por evitación es un patrón de inhibición social,
sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa.
El trastorno
de la personalidad por dependencia es un patrón de comportamiento sumiso
y pegajoso relacionado con una excesiva necesidad de ser cuidado.
El trastorno
obsesivo-compulsivo de la personalidad es un patrón de
preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control.
El trastorno
de la personalidad no especificado es una categoría disponible para dos
casos:
1) el patrón de
personalidad del sujeto cumple el criterio general para un trastorno de la
personalidad y hay características de varios trastornos de la personalidad
diferentes, pero no se cumplen los criterios para ningún trastorno específico
de la personalidad; o 2) el patrón de personalidad del sujeto cumple el
criterio general para un trastorno de la personalidad, pero se considera que el
individuo tiene un trastorno de la personalidad que no está incluido en la
clasificación (p. ej., el trastorno pasivo-agresivo de la personalidad).
Los trastornos de la
personalidad están reunidos en tres grupos que se basan en las similitudes de
sus características.
El grupo A incluye:
1. Trastornos paranoide de la personalidad:
2. Trastorno esquizoide de la personalidad:
3. Trastorno esquizotípico de la personalidad.
Nota: Los
sujetos con estos trastornos suelen parecer raros o excéntricos.
El grupo B incluye:
1. Trastornos antisocial
2. Trastorno límite de la personalidad
3. Trastorno histriónico de la personalidad
4. Trastorno narcisista de la personalidad
nota: estos trastornos suelen parecer
dramáticos, emotivos o inestables.
El grupo C incluye:
1. Trastornos por evitación,
2. Trastorno de la personalidad por dependencia
3. Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad.
Nota: Los sujetos con estos
trastornos suelen parecer ansiosos o temerosos. Hay que señalar que este
sistema de agrupamiento, si bien es útil a efectos de investigación o docencia,
tiene importantes limitaciones y no ha sido validado de forma consistente.
Además, es frecuente que los individuos presenten al mismo tiempo varios
trastornos de la personalidad pertenecientes a grupos distintos. límite,
histriónico y narcisista de la personalidad. Los sujetos con
Características diagnósticas
Los rasgos de
personalidad son patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse
y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo que se ponen de manifiesto en una
amplia gama de contextos sociales y personales. Los rasgos de personalidad sólo
constituyen trastornos de la personalidad cuando son inflexibles y
desadaptativos y cuando causan un deterioro funcional significativo
o un malestar
subjetivo. La característica principal de un trastorno de la personalidad es un
patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta
acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto y que se manifiesta
en al menos dos de las siguientes áreas: cognoscitiva, afectiva, de la
actividad interpersonal o del control de los impulsos (Criterio A).
Este patrón
persistente es inflexible y se extiende a una amplia gama de situaciones
personales y sociales (Criterio B) y provoca malestar clínicamente
significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la
actividad del individuo (Critero C). El patrón es estable y de larga duración y
se puede descubrir que su inicio se remonta al menos a la adolescencia o al
principio de la edad adulta (Criterio D). El patrón no es atribuible a una manifestación
o una consecuencia de otro trastorno mental (Criterio E) y no es debido a los
efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, una
medicación o la exposición a un tóxico) ni a una enfermedad médica (p. ej.,
traumatismo craneal) (Criterio F). También se proporcionan criterios
diagnósticos específicos para cada uno de los trastornos de la personalidad
incluidos en esta sección. Los ítems en cada grupo de criterios para cada uno
de los trastornos de la personalidad específicos son enumerados en orden de
importancia diagnóstica decreciente según los datos relevantes sobre eficiencia
diagnóstica (cuando existen).
El diagnóstico de los
trastornos de la personalidad requiere una evaluación de los patrones de actividad
del sujeto a largo plazo, y las características particulares de la personalidad
han de estar presentes desde el principio de la edad adulta. Los rasgos de
personalidad que definen estos trastornos también tienen que diferenciarse de
las características que surgen como respuesta a estresantes situacionales
específicos o a estados mentales más transitorios (p. ej., trastornos del
estado de ánimo o de ansiedad, intoxicación por sustancias). El clínico tiene
que valorar la estabilidad de los rasgos de personalidad a lo largo del tiempo
y en situaciones diferentes. La evaluación también puede verse complicada por
el hecho de que las características que definen un trastorno de la personalidad
en ocasiones no son consideradas problemáticas por el sujeto (p. ej., los
rasgos son a menudo considerados egosintónicos). Para ayudar a salvar esta dificultad,
es útil la información aportada por otros observadores.diagnostican como
trastornos de la personalidad cuando son inflexibles, desadaptativos y
persistentes, y ocasionan un deterioro funcional o un malestar subjetivo
significativos.
Relación con los
Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10
Los Criterios
Diagnósticos de Investigación de la CIE-10 y los criterios generales del DSMIV para
los trastornos de la personalidad son iguales en líneas generales.
Modelos dimensionales
para los trastornos de la personalidad
El enfoque
diagnóstico utilizado en este manual representa la perspectiva categorial de
que los trastornos de la personalidad representan síndromes clínicos
cualitativamente distintos. Una alternativa al enfoque categorial es la
perspectiva dimensional de que los trastornos de la personalidad representan
variantes desadaptativas de los rasgos de personalidad que se imbrincan
imperceptiblemente con la normalidad y entre ellos mismos. Ha habido muchos
intentos diferentes.
Modelos dimensionales
para los trastornos de la personalidad
El enfoque
diagnóstico utilizado en este manual representa la perspectiva categorial de
que los trastornos de la personalidad representan síndromes clínicos
cualitativamente distintos. Una alternativa al enfoque categorial es la
perspectiva dimensional de que los trastornos de la personalidad representan
variantes desadaptativas de los rasgos de personalidad que se imbrincan
imperceptiblemente con la normalidad y entre ellos mismos. Ha habido muchos
intentos diferentes de identificar las dimensiones fundamentales que subyacen a
la totalidad del campo del funcionamiento normal y patológico de la
personalidad. Un modelo consiste en las cinco dimensiones siguientes:
neuroticismo, intraversión versus extraversión, rechazo o disponibilidad
para experimentar, hostilidad versus amabilidad y escrupulosidad. Otro
enfoque describe áreas más específicas de la disfunción de la personalidad,
pudiendo incluir 15 a 40 dimensiones (p. ej., reactividad afectiva, aprensión
social, distorsión cognoscitiva, impulsividad, insinceridad, egocentrismo).
Otras dimensiones que
han sido estudiadas comprenden búsqueda de novedades, dependencia de
recompensas, evitación del peligro, dominancia, afiliación, compulsividad,
persistencia, emocionalidad positiva versus negativa, búsqueda del
placer versus evitación del daño, acomodación pasiva versus modificación
activa y autocrecimiento versus dependencia. Los grupos de trastorno de
la personalidad del DSM-IV (p. ej., raro-excéntrico, dramático-emocional y ansioso-temeroso)
también pueden considerarse dimensiones que representan el espectro de
disfunciones de la personalidad en un continuum con los trastornos
mentales del Eje I. Las relaciones de los diferentes modelos dimensionales con
las categorías diagnósticas de los trastornos de la personalidad y con diversos
aspectos de la disfunción de la personalidad siguen siendo activamenteinvestigadas.
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